ZAPATA GOLPEÓ EL SUELO CON EL PIÉ , SE MORDIÓ LOS LABIOS CON FURIA , Y SE FUE ALLÁ.
AL ENTRAR, UN SOLDADO GRITÓ :
¡ATENCIÓN!
LA TROPA SE LEVANTÓ RÁPIDA COMO UN RESORTE. Y LA SALA SE LLENÓ CON RUIDOS DE SABLES , MOVIMIENTOS DE PIES Y GOLPES DE TACO.
EL VIEJECITO, DESLUMBRADO CON LOS HONORESQUE LE HACÍAN A SU HIJO , SIN ACORDARSE DEL CANASTO Y DE LA GALLINA , CON LOS BRAZOS EXTENDIDOS , SALIÓ A A SU ENCUENTRO . SONREÍA CON SU CARA DE PIEL QUEBRADA COMO CORTEZA DE ÁRBOL VIEJO. TEMBLANDO DE PLACER, GRITÓ: