EL OFICIAL DE GUARDIA , MOLESTO CON LA INSISTENCIA QUE EL SARGENTO LE ANUNCIABA CADA CINCO MINUTOS , FUE A VER A ZAPATA.
MIENTRAS TANTO , EL POBRE PADRE , A QUIEN LOS AÑOS HABÍAN TORNADO EL CORAZÓN DEL HOMBRE EN EL DE UN NIÑO , CADA VEZ MÁS NERVIOSO , QUEDÓ CON EL OÍDO ATENTO. AL MENOR RUIDO , MIRABA HACIA AFUERA Y ESTIRABA EL CUELLO , ARRUGADO Y ROJO , COMO CUELLO DE PAVO.
TODO PASO LO HACÍA TEMBLAR DE EMOCIÓN , CREYENDO QUE SU HIJO VENÍA A ABRAZARLO , A CONTARLE SU VIDA , A MOSTRARLE SUS ARMAS , SUS ARREOS , SUS CABALLOS.
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